Es el enigmático nombre de la individual del escultor Emilio Longhi presentada en la Sala Shinki de Miraflores. El artista propone un paisaje cultural que conjuga lo geográfico con lo mítico. El equilibrio planetario está en juego y el cambio climático es prueba de la alte ración del orden conocido. Longhi crea un horizonte nuevo que se inspira de mitos andinos. Los antiguos dioses prehispánicos reaparecen mediante acciones vivificantes en el mar. A través de materiales que son emblemáticos de la naturaleza, por un lado, y propios de los desechos del mundo industrial, por otro, el artista sintetiza una visión del mundo. La sombra de la contaminación lo ha cubierto todo. Tomar conciencia de ello implica buscar limpieza y purificación, sugiere Longhi, y es por ello por ello que él alude a un aprendizaje que permite ir retirando las distintas capas de opacidad que alejan al ser humano de la dimensión transcendente.
Jorge Villacorta
Curador