Pierina Másquez nos presenta una coreografía hechizante de cuerpos y palabras danzantes: una exposición en la que regresa a la pintura, estallan los colores y la escala de su obra cambia radicalmente. Sindicato de mujeres invisibles busca tornar tangible aquello que suele permanecer oculto –el trabajo doméstico, la enfermedad, la explotación laboral, el deseo sexual femenino– y devolverlo como sombras y siluetas inquietantes, figuras que seducen y acechan al mismo tiempo.